DATOS DEL AYUNTAMIENTO.
Alcalde: Jesús Martínez Gil (PP)
Teléfono: 976 601 650
Fax: 976 601 830
E-mail: lumpiaq@dpz.es
Dirección: Plaza de la Iglesia, 1
50295 Lumpiaque (Zaragoza)
Web: www.lumpiaque.es
DATOS DE LA LOCALIDAD.
Gentilicio: lumpiaquero / lumpiaquera
Habitantes: 834
Altitud: 308 m
Extensión: 25,15 km2
Distancia de Zaragoza: 44 km
Circunscripción: Zaragoza
Comarca: Valdejalón
Partido Judicial: Almunia de Doña Godina (La)
Historia.
Los primeros testimonios de presencia humana en Lumpiaque nos remontan a la prehistoria: Desde industria lítica musteriense aparecida en el “Plano” a las insculturas líticas del paraje de Chilos, vinculadas a la edad de Bronce. Sin embargo, las referencias históricas previas a la Reconquista son muy fragmentarias: indicios del origen romano de la Balsa, el hallazgo de una necrópolis visigoda en las obras del Ave, etc.
En tiempos de la reconquista de España, Lumpiaque ayudó en la expulsión de los árabes en la zona y así pues recibimos el título de Muy Ilustre Villa de Lumpiaque y asu vez en agradecimiento se recibió el escudo del pueblo que curiosamente es el mismo que del REINO DE ARAGON. En realidad, la batalla de Lumpiaque contra los moros la protagonizaron los señores de la zona con la ayuda del conde de Barcelona Wifredo el Belloso, quien al acabar el conflicto otorgó al pueblo el derecho de usar el escudo condal como símbolo de Lumpiaque.
En 1275 se puede encontrar el primer testimonio escrito de Lumpiaque, la donación de su castillo por parte de Jaime I a Martín Ortiz de Azagra. Muy probablemente, los grandes sillares localizados en el “barrio bajo” sean los restos de aquel castillo.
Durante la Edad Media el dominio sobre Lumpiaque fue ejercido por distintos señores hasta que en 1480 Juan de Jasa lo vendió a Juan Ximénez de Urrea. La familia Urrea, posteriores condes de Aranda, ejercerían ya sin interrupción su señorío sobre Lumpiaque, concediendo diversos privilegios al lugar como la cesión del uso de la Balsa a la aljama de moros de la localidad en 1482. Unos años después, en el fogaje de 1495 se contabilizaron treinta fuegos en Lumpiaque, es decir, unas ciento cincuenta personas, todas ellas musulmanas.
Ya en el siglo XV, Jerónimo Zurita nos contó como un enfrentamiento entre el Conde de Ribagorza y el Conde de Aranda conllevó graves consecuencias para Lumpiaque ya que fue tomado por las armas, muriendo algunos vecinos y siendo tomados presos otros. Precisamente sería en el siglo XVI cuando se levantó a los pies de la Iglesia es excelente campanario mudéjar, catalogado en la actualidad Patrimonio de la Humanidad. En el siglo XVII se levantó el otro edificio religioso del pueblo: La ermita de Santa Bárbara. En la puerta de acceso al templo aparece grabada la fecha de 1743, que pudiera corresponderse con el año de sacralización del templo. Desde luego, en 1753 la ermita ya estaba erigida dado que aparece mencionada una donación a la misma en una defunción de ese año.
Finalmente, Lumpiaque experimentó un crecimiento demográfico exponencial desde la segunda mitad del siglo XIX. El proceso industrializador europeo tuvo su reflejo local en la transformación agraria del municipio: sustituyendo el cereal por la remolacha destinada a la industria azucarera. Igualmente, aprovechando el desabastecimiento internacional por la filoxera en Francia y favorecido por la mecanización que permitió la roturación de nuevas tierras: Lumpiaque comenzó a explotar un segundo cultivo que actuaría como motor económico del municipio: La vid.
Lumpiaque históricamente fue una población morisca. Como se refirió, en 1495 había veintidós fuegos, unas ciento diez personas, todos ellas mudéjares. La conversión forzosa de 1525 no implicó un descenso de la población y así, en 1610 cuando fueron expulsados los moriscos; en Lumpiaque se contabilizaron ciento cuarenta y cuatro fuegos, setecientos veinte moriscos que fueron expulsados en su totalidad con la consiguiente despoblación de la localidad que obligó al Conde de Aranda a emitir una carta de población en 1611 que fue finalmente aceptada en 1627.
Qué Visitar.
Municipio situado en la ribera izquierda del río Jalón, Lumpiaque produce abundantes frutales de la huerta del Jalón.
Lumpiaque se extiende en la vega que limita el río Jalón y el barranco de Rané. Su caserío se articula en torno a una larga calle, la calle “Muntadas”, en la que abundan edificios del siglo XVIII con su característico alero en nacela. Destaca al final de la misma el granero del Conde de Aranda, un edificio de planta rectangular, de dos alturas y cubierto con tejado a dos aguas y teja árabe; está fechado en el siglo XVIII.
- Iglesia parroquial de San Francisco de Asís.
Por la calle Ramón y Cajal se alcanza la iglesia de San Francisco de Asís, que conserva su torre mudéjar con decoración de rombos, ménsulas y almenas. Edificio mudéjar reformado entre siglos XVII y XVIII. La Iglesia está compuesta por una nave de cinco tramos, cubiertos por bóveda de medio cañón con lunetos. En los tres tramos centrales se abren por medio de arcos de medio punto capillas laterales, más profundas las del lado norte que son de planta cuadrada, cubiertas con bóvedas de lunetos perpendiculares a la nave.
La torre mudéjar, único elemento de la primitiva construcción (s. XVI), es de planta cuadrada y consta de tres cuerpos, de los cuales solo dos se adscriben al mudéjar. El tercero se recreció en el siglo XVIII, también con ladrillo en estilo neoclásico, como campanario, lo cual supuso el cegado parcial de los vanos del cuerpo de campanas de la parte mudéjar. En el interior presenta estructura de alminar hispanomusulmán a base de machón central de planta cuadrada en torno al cual asciende la escalera cubierta por bóveda.
Del interior del templo destacan los retablos de la Virgen del Rosario (s. XVIII) en el que se incluyen una talla de la Virgen con el Niño datada en el XVI; el de San Antón (s. XVII); el del Santo Cristo (s. XVIII); y una talla de madera policromada de la Piedad (s. XVIII) de gran teatralidad. Plaza de “España”.
Poco más allá de la iglesia, en la zona baja del pueblo, puede visitarse la antigua plaza en la que aún permanece el viejo edificio Consistorial fechado en el siglo XVIII. Es en esta zona donde se ubicó la primitiva población junto a los campos. Ahora destaca la gran carrasca centenaria de los huertos, situada junto a una casa fechada en 1933. Un poco más abajo se encuentran las enormes piedras que en su día formaron parte del edificio conocido en el municipio con el castillo.
En el otro extremo del municipio, en la zona más alta, se ubica la ermita de Santa Bárbara. que se levantó en el siglo XVIII y fue restaurada en el XX. Se trata de un sencillo edificio de planta de cruz latina, con una nave, crucero poco acusado y cabecera recta. Adosada a la cabecera se encontraba la casa del ermitaño, construida con tapial y ladrillo. En el cerro próximo hay numerosas cuevas-viviendas.
En las inmediaciones del casco urbano, han aparecido yacimientos arqueológicos por doquier. Destacan el Cabezo Blanco (Bronce final –Hierro I), Chilos (Prehistoria antigua / Reciente y Bróce final-Hierro I), Barranco de Rané (elementos de la época romana), Val de las Viñas (desde la prehistoria a época romana).
- La Balsa y el Bodegón.
Junto al barranco de Rané, un poco más adelante del cementerio siguiendo por el mismo camino, se encuentra una zona de recreo y ocio en torno a una balsa que recibe el agua de un manantial subterráneo, donde se puede disfrutar de un delicioso paisaje natural.
Una escalera desciende hacia el interior del “Bodegón”, como se conoce popularmente, túnel excavado en suelo con alto contenido en yeso, se alcanza el nivel freático de la zona, con lo que en determinadas épocas el agua del manantial puede verse al final del profundo túnel.
El paso subterráneo se divide en dos, un pasadizo hacia la izquierda que profundiza hasta alcanzar prácticamente el agua, y el de la derecha que lleva hasta una posición donde el agua queda en un pozo unos metros más abajo.
El agua del manantial tiene salida al exterior para llenar la balsa ascendiendo unos metros más arriba de la boca de entrada. Aquí hay una obra realizada en piedra, que profundiza unos metros por debajo del camino y en la que se abre una boca que permite salir al agua.
A lo largo del tiempo se ha achacado tan magna obra a los “moros” como suele ser habitual en estos pueblos ribereños con todo lo antiguo. Sin embargo, dada la proliferación de restos arqueológicos en el entorno, no sería descartable un origen anterior, de época celtibera o romana.