Algunos restos musulmanes Qalat Turba o Qalat al Turba es el nombre árabe que significaría “castillo de tierra”. El nombre ya da una idea precisa de que hubo un castillo construido con ese material, que daría el nombre a la población. Pero, ¿quedan restos de ese castillo? Hay quienes afirman que en el interior del castillo hay muros muy gruesos, de tapial, que pertenecerían a esa primitiva fortaleza de los siglos X y XI.
Restos musulmanes serían también una galería que parte del castillo hacia la calle Murillo, que la comunica con la calle de la Fuente, la fuente de la Escalera, rehecha en el siglo XIX, o la fuente de Ojuelo, antiguo lavadero, a la que se accede a través de un pasadizo con arco de medio punto.
Otros historiadores se resisten a admitir que sea un castillo musulmán.
Y bien es cierto que su estructura actual es la de un palacio con defensas de corte cristiano; incluso se ha propuesto la fecha de principios del siglo XVI para justificar su carácter de palacio renacentista.
Pero no se puede estar constantemente lanzando hipótesis. Parece que el castillo de Calatorao está en proceso de rehabilitación. Antes de empezar una actuación debería hacerse un profundo estudio arqueológico a través de excavaciones respetuosas; se han realizado en otros monumentos, por ejemplo en la Seo de Zaragoza, con resultados totalmente clarificadores.
En tanto en cuanto llega ese momento, puede admitirse que en ese mismo solar hubo una fortaleza musulmana de tierra con el nombre ya citado, Calaturab; así se le llamaba ya en el año 1128, ocho después de conquistada la población por Alfonso I. Se sabe que en ese año era tenente del castillo Lope Garcés de Estella.
Después pasó a depender del Prior y Canónigos del Pilar de Zaragoza.
Estudios realizados por la Asociación Cultural Barbacana de Calatorao precisan las fechas de la donación y confirmaciones. Es un documento del Archivo Histórico Provincial de año 1840; en realidad se trata de un expediente solicitado por el cabildo del Pilar para que se aporten tres títulos relativos al dominio de la villa de Calatorao.
En resumen, y según los documentos, en 1213, Pedro II donó al Prior y Canónigos de Santa María la villa y castillo de Calatorao con todos sus vecinos, cristianos, moros y judíos, junto con sus tierras, bosques, etc. Jaime II confirmó la anterior donación en 1294. Pedro IV volverá a confirmar dicha donación en 1336.
Obras de interés en el urbanismo.
Algunas de estas casas muestran el mismo tipo de arquitectura que la iglesia: lienzos de mampostería con encintados de ladrillo.
Así es por ejemplo la actual Casa de Cultura, antigua Posada de Peregrinos; es un conjunto muy armonioso. No hay que olvidarse del edificio del Casino, construido en 1910, con una fachada limpia, formando conjunto con la plaza en la que se sitúa.
Monumentos que requieren una restauración urgente. Sin duda, la mezquita y el castillo, ambos monumentos de singular interés para Calatorao especialmente y en general para la historia del arte aragonés.